abril 13, 2006

Hace dos dias estaba bien feliz pensando que en unas cuantas horas me iba a pasar tres dias alucinantes en esa parte del mundo donde dicen se avistan extraterrestres, platillos voladores y hasta enviados del senor, (Cuzco, para quienes no lo sepan es uno de los lugares favoritos de los creyentes de la vida en otras latitudes no precisamente terrestres) pero como el destino es cruel y caprichoso, por esas cosas que uno nunca entiende, baje de mi nube de felicidad de la manera mas aparatosa posible, dicho en otras palabras, me cai, pero no fue una caida sencilla, simple, tranquila, no, mas bien me pegue contra el suelo de la peor manera posible como para lesionarme los tendones de la rodilla izquierda, que debo mantener inmovilizada, ademas de fisurarme el perone del pie derecho. Dicho sea de paso, no recordaba que existiese ese huesecillo hasta hace dos dias atras, cuando inevitablemente retrocedi en el tiempo a cuarto grado de primaria.

Preguntarme ¿por que ahora, justamente ahora? tal vez es completamente inutil, pero tambien lo es tratar de averiguar como cuando tenia ocho años y me moria de ganas de quedarme en casa a ver television sin hacer nada absolutamente nada, nunca me sucedio algo como esto, si, porque por el precio de un hueso roto, o fisurado, te sacan radiografias, te ponen yeso y hasta te dan muletas. Repito, a estas alturas de mi vida no es divertido quedarme en casa inmovilizada sobretodo cuando tengo que hacer mil cosas, pagar cuentas, ir al medico, rendir examenes, ordenar papeles, y hasta salir con un chico al que recientemente acababa de conocer.

Como sea, no es solo el hecho de quedarme en casa lo que me jode, puedo jactarme de ser autosuficiente en extremo, lo cual muchas veces ha sido dolor de cabeza para mis parejas, y hasta para mi familia, lo cierto es que me cuesta depender de los demas, se que no esta bien ser siempre tan independiente, por lo tanto creo que en el fondo esta es un manera de aceptar ayuda de terceros (bueno, mi familia no son tan terceros) sobre todo cuando se muestran tan amables con una, que resulta siendo a veces -no siempre- una perfecta hija de puta.

Supongo que por un mes de tranquilidad impuesta no se va a acabar mi mundo, y si eso me llegase a molestar demasiado como para no tolerarlo, siempre tengo a la mano un buen par de tijeras para mandar a la mierda el yeso, la vendas y hasta la almohada de plumas que mi madre insiste que debo usar.