julio 02, 2006

Desencuentros

Probablemente también tu te preguntas quien soy, o donde estoy, créeme, también a mi me pasa.

He creído, a veces, que ya te había encontrado, pero eso eran sólo pistas del tipo ensayo/error, algunas más de ensayo, otras más de error.

De repente como a mi, a ti también te pasa que crees que nos hemos cruzamos de vez en cuando pero que nunca coincidimos, y te digo que ya sé porque sucede esto: cuando yo llegó, tu te vas, y cuando tu entras a algún lugar, yo voy saliendo; tal vez si subiste en ese ascensor yo ya cambié de idea, y volviendo sobre mis pasos, elijo la escalera por eso de que es más saludable. ¿Ves?, son cosas pequeñas, pero que como en las películas nos suceden todo el tiempo y por eso no nos encontramos.

Como sea, seguramente si lees esto sabrás que te estoy buscando, supongo que a ti también te pasa, bueno de repente no siempre, pero a veces si, y me gustaría que supieses que quiero sentarme a conversar contigo, no sé, de fútbol de repente aunque sepa casi nada sobre el tema, pero algo he escuchado, esperando que me cuentes sobre tu trabajo que seguramente es estresante, entonces, justo en ese momento, inconcientemente, te aflojarás el nudo de la corbata, me mirarás con cara de curiosidad, pensarás que probablemente me aburre lo que me cuentas, yo creeré que piensas que estoy demasiado loca, y me reiré nerviosamente, te preguntaré si te gusta el cine, y un poco confundido me vas a decir que si, que si te gusta, pero que no has leído los libros antes de ver las películas, que más bien te gusta que te cuenten las historias, que nunca recuerdas los nombres de los actores, o de las películas mismas, que hay días en los que deseas un mejor trabajo porque te gustaría tener más tiempo para viajar, que no te gusta fumar, o que prefieres el vino tinto a la cerveza.

Te miraré, y te diré entonces que me causa gracia tu cara de seriedad, que deberías relajarte un poco y que la verdad, se te ve mejor mil veces sin corbata.

Vas a sonrojarte, probablemente, y yo me reiré como suelo hacerlo cuando no sé que más hacer.

Llegará el momento en el que dirás algo tan manoseado como porque no me habías conocido antes, entonces yo pensaré que no eres muy creativo; seguramente te diré que es porque he estado mucho tiempo en esta ciudad, caminando tanto sin llegar a ninguna parte y que por eso no he tenido tiempo para encontrarme contigo.

¿Sabes?, a mi me gusta mirar el cielo de noche aunque no hayan estrellas y esté todo nublado, me gusta gritar cuando tengo demasiado cansancio o me siento agobiada por algo, me gusta muchísimo dormir abrazada a mi almohada y tomar capuccino con mis amigos. Te diré que busco libros antiguos, y que me fascinan los cuentos por las ilustraciones, que me escondo en los cines para ver una película europea a la que los críticos premiaron con tres estrellas, que al salir de alguna parte me froto la frente para no desmayarme y que cuando pasó cerca a los gatos trato de mirarlos a los ojos para que me devuelvan un poco de su fascinación por la no-domesticación absoluta. En lagún momento coincidiremos en que las antiguedades son lo máximo, y que el kitsch es uno de los estilos más locos que puedan haber, pero que preferimos un mueble sencillo sonde sentarnos cuando regresamos de trabajar, a un sillón Voltaire donde difícilmente se pueden estirar las piernas.

Te vas a dar cuenta que a mi me gusta bailar, y me gusta mucho. Tu cara entonces será la de “ ella está loca”, pero te reirás porque a ti no te gusta bailar, y en un esfuerzo enorme de humildad me dirás que quieres que te enseñe.

Quizás en algún momento tendremos que dejar de tropezarnos, supongo porque nos habremos ido muy lejos, y este encuentro tantas veces postergado se dará así nomás finalmente.