junio 01, 2006

Extraños, ajenos, caóticos, desesperantes

Quisiera ser como la muerte misma
huyendo con la noche y el día
ocultos en un saco
para colgarlos del árbol más alto

Y matar mis ojos luego,
para mirarlos desde las vacías cuencas
donde vivían ciegos
para saber ahora, si lejos de mi
tienen la luz que tanto tiempo
rehusaron.

Quisiera gritar al borde de la misma locura
de la estridente sordera de lo inexistente
con la boca bien abierta, sin mesura
que no siento, no veo, y no deseo

Volver sobre mis pasos, luego
escapar al tiempo;
con el corazón, ese músculo traicionero
muerto.

(Tránsito 05)

1 Comments:

Blogger Pierre said...

laaaa pppppppmmmmm

20:14  

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