mayo 07, 2006

Oráculo

Ayer fui a ver a una bruja.

Hoy estoy pensando en lo que me dijo.

Dijo, por ejemplo, que tengo mal carácter.
Dijo también, que soy posesiva, demandante
y un poco loca.
En realidad, no sé para que fui a ver a una bruja;

No sé para que crucé la ciudad,
No sé por qué trepé a un carro repleto de gente
que me miraba con cara de pocos amigos.

Pagué con sencillo pe’ señorita

No sé cuanto sencillo tenía.

No sé en que momento bajé en medio de la nada
y caminé sin dudar, que debía ser esa la casa,
esa la puerta, ese el timbre,
que tenía que ser ese el lugar donde vive una bruja.

No sé aún porqué toqué el timbre,

Tampoco porque asomó ella, (la bruja)
por una ventana (de casa normal)

Y me hizo una señal

Sube, estaba esperándote.

Entonces, supe que tenía que subir
unas desgastadas escaleras de mármol blanco
que como dientes manchados, me mostró
la entreabierta puerta.

Supe que debía hundirme
en la oscuridad del pasadizo
que me llevaría hasta un manojo de cartas
(nuevas, pero no de estreno),
para que ella, la bruja, detrás de las cartas
me diga lo mismo,
que suele decirme todo el tiempo el espejo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

este post ya lo habia leido en tu otro blog,peroigualvale.

08:49  

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