abril 25, 2006

Hablar con un perro no es nada fácil

A Bregovic le gusta saltar muy ALTO
y cada vez que lo hace, parece volar.

También le gusta morder las hojas de papel
que suelen quedar tiradas por el piso de la oficina.

Alguna vez ha roto mis jeans, de tanto jalarlos
para que lo siga hasta la puerta circular
que como un agujero negro,
está en la única pared de la oficina
que tiene vista a la calle,
y luego perderse en otras dimensiones
buscando un hueso de mentiras,
una pelota que sacamos
de los dispensadores de golosinas,
(de verdad),
o persiguiendo cucarachas.

Las cucarachas, asumimos,
vienen definitivamente, de otros universos paralelos
(y nunca del jardín que tenemos afuera).

Bregovic es mi perro imaginario,
come grandes cantidades de comida hecha de papel
(comida imaginaria, por supuesto),
suele mirar por la ventana con un radio a transistores
que le permite saber lo que pasa en el mundo
( le gustan las antiguedades),

Ladra hasta en 3 idiomas diferentes
(gato, pollo y humano español)
hasta tiene una extraña y curiosa habilidad
para preparar estudios de mercado
y compocisiones sobre la realidad (...)

Ayer he hablado con el,
dijo que quería visitar a unos parientes suyos
que viven en AUSTRALIA,
(supongo se refería a los dingos),
pero que le quedaba tan
L E J O S
que mejor era esperar
a que se usaran métodos de teletransportación
para viajar de manera mucho más rápida y económica.

No tengo a Bregovic aquí conmigo,
está en la oficina, con mis amigos,
seguramente me extraña,
y si, hay algo que todavía no sabe hacer bien,
y es cruzar las calles
para llegar a otras latitudes,

Será cuestión de poner a prueba
su imaginación para resolver este
pequeño inconveniente.