mayo 05, 2006

Pum, pum,pum











No me gusta la gente que no sabe
usar de manera humana,
la tecnología.

Hoy por ejemplo,
me hicieron una resonancia en la rodilla izquierda
y dentro de un frío sarcófago, le tomaron fotos
a mi rótula, nervios, tendones y músculos circundantes

Tome, me dijo un individuo vestido de celeste,
estos audífonos son para que no escuche
los ruidos de la máquina.

-Y esto, para que es?,
le pregunté mientras me tapaba
con una manta azul...

-Para que no sienta frío.

Ahora, no se mueva de la cintura para abajo
Quédese quieta.

y yo lo entendí:

NO RESPIRE
NO SIENTA
QUE NO LE CORRA LA SANGRE
y si se muere NO ME IMPORTA
PORQUE ODIO ESTE TRABAJO!

Entonces la máquina habló,
en un idioma que da miedo:
TRATRATRATRA. ZUNZUNZUN.
BRRRRRR.BRRRRRRRRRRRRRR.

pum. pum. pum pum pum PUM.

Mi corazón parecía una bomba
a punto de estallar.

*con lo cual queda demostrado que no sólo esa emoción
de a dos hace que lata ( de latir) como tamborcillo africano.

mayo 04, 2006

Tengo una lengua que raspa 2

Uhmm, que desayuné?
(foto: jorge jordán, otra vez)

Tengo una lengua que raspa 1

EMILIO
EMILIODEABOLENGO
Miliodebolengo
Gatito del Mal
Gaturro
Gato no!!
Miauuuuu!!!

(foto: jorge jordán)

Silvana

A Silvana le gusta hacer chocolates,
y como siempre tiene algo en que pensar,
lo hace mientras mezcla
2 tabletas de chocolate bitter,
1 taza de azúcar impalpable y 6 gotas de limón.

Imagino que en la cocina deben haber, por lo menos,
unos 5 ó 6 duendes ayudantes, mezclando, batiendo, midiendo,
ordenando chocolates y también pensamientos.
(y no pensamientos).

A veces canta, pero en voz baja
porque no le gusta llamar la atención.

El otro día fue a Wong a comprar coco rallado, maní,
y pasas para darles corazones blandos a los duros chocolates
y también unas medicinas que le pedí.
Cuando volvío, me contó que había un muñeco de Bob Esponja
al que se le podía hacer preguntas.

-Hoy es tu día de suerte!, hazme una pregunta-
dijo el muñeco de Bob Esponja que funciona a pilas.

Como había gente pasando por ahí, me contaba Silvana,
una chica para ser exactos, me dio un poco de verguenza
preguntarle algo porque seguramente la chica
iba a pensar que era retrazada mental,
así que le pregunté en voz baja : ¿Calamardo es tu amigo?

-¿Alguna otra pregunta?, claro dicho con la voz de Bob,
que Silvana imita y que eso hizo que me diera un ataque de risa

-Arggg, está cosa no me entiende.

Quería preguntarle también si Don Cangrejo era tacaño,
pero ya me dio cosa.
Yo le dije que seguramente todas las cámaras de la tienda
se habían dirigido donde estaba ella y que en la pantalla gigante
de la entrada la iba a ver todo el mundo,
que por esas cosas de la vida
se habían quedado congelados y en silencio absoluto.

Nos reímos mucho.

A veces cuando tiene mucho en que pensar,
o ya no quiere pensar más,
Silvana se queda horas en la cocina
buscando moldes diferentes,
pintando en esas depresiones concavas
con una cucharita de palo ya gastada de tanto usarla,
formas de chocolates.

Si por cada chocolate que sale de esos moldes,
hay un pensamiento,
entonces, Silvana está escribiendo sus memorias
en capítulos de repostero.

Cuando los chocolates están ya listos
viene con el molde embadurnado y me pide
(bueno, lo ha hecho sólo una vez),
que la ayude a colocarlos en unos papelitos de manteca.

Laaaaaaaaaa, lala, laaaaaa,
escucho que canta desde la cocina

Lalalaa, laaaaaaaa,lalala, sostenido;

Enseguida viene con una bandeja
y en ella trae té y unos chocolatitos blancos.

-Toma, me dice, prúebalos para que me digas que te parecen-

Definitivamente si,
en la cocina hay por lo menos unos 5 ó 6 duendes ayudantes,
mezclando, batiendo, midiendo, ordenando chocolates
y también memorias en forma de pensamientos de repostero.

mayo 03, 2006

Inventario a Medias

A mi me pasan cosas como a todo el mundo,
me pasa por ejemplo,
que no puedo olvidar con facilidad ciertas cosas,
como el perfume que tenía ese chico que me gustaba tanto
y que resultaría siendo un año después mi jefe,

O el color de cabello azul que lucía
un anime japones
y que me impresionó tanto,
que por el mismo,
me teñí, corté ( y jodí) mi pelo
hace ya diez años.

Me pasa que no puedo olvidar
cuantas veces me he enamorado,
aunque sean 15 minutos.

Me pasa que recuerdo el momento exacto
en que bese a alguien,
como sentí que algo frío y tibio
al mismo tiempo
bajaba por mi espalda,

Pasa que recuerdo
cuando me corté la mano siendo niña,
y como mi mamá, para que no llorará
me dio un beso
y dijo que ya pasaría como por arte de magia.

Pasa que recuerdo la torpeza naif
de mi padre cocinando fideos chinos
su poca habilidad (y tanta ternura),
para peinarme con dos colitas asimétricas
cuando iba a la escuela.

Recuerdo un color,
el rojo de unas tarjetas que me dieron
para pegar en el mural del salón
y que me parecieron tan brillantes,
lustrosas, y bonitas que escondí.

Un sabor, el del flan de chocolate
y las galletas de vainilla del postre
que hacía mi madre

El olor del jardín recortado,
el de la gente atiborrada en la combi
cuando iba a estudiar
A mi gata, pariendo en mi cama,
yo en pijama maravillada.

Y me pasa que recuerdo y cargo tantos nombres,
tantas fechas, tantos colores, tanta información
d i a r i a m e n t e, que a veces creo
que es por eso que me duele tanto la cabeza.

Coleccionar recuerdos,
tiene un precio;
es importante
mantenerlos calientitos
para que cuando los vuelva a ver
(en mi cabeza)
sienta como aquella vez cuando estuve ahí,
en el espacio físico que hizo de escenario
para que estos sucedieran.

Fallida entrega

Anoche escribí una carta
para el único destinatario
al que jamás le enviaría una carta;
un destinatario al que todos mis amigos,
allegados, (terapeuta incluído),
hasta Emilio, mi gato, conocen,
pero que por esas cosas de la tecnología,

(A LA QUE NO TERMINO DE ENTENDER)

devoro sin compasión alguna

(y terminó mezclando en un universo
de pixeles, megas y bytes)

La pobre carta tenía:
1 título meloso
1 cuerpo extraño
1 guión de novela venezolana,
2 lagrimones ocultos en tinta invisible y
casi 230 mentiras verdaderas,

En ella, le contaba lo bien que me va en la vida
lo feliz que soy, y
los más sinceros deseos de que sea feliz
inmensamente feliz,
que guardo para el...

PUAGGGGGGG!!!! escuché

PUAGGGGGGGGGGGGGGGG!!!
más largo aún.

Fue como si la máquina
hubiese sufrido arcadas electrónicas
como si se hubiese trabado algo
en su memoria ram;
como si de pronto,
y de manera indescifrable,
sufriese de eso que llamamos
¨verguenza ajena 2.5 ¨

Probablemente la máquina
se asqueo de todo este
mamometro espeluznantemente edulcorado
y por eso, sin esperar a que terminara de escribirla,

(y sin saber cuáles eran mis oscuras intenciones),

no espero, no tuvo paciencia, no aguantó más
y decidió, por voluntad propia
borrar todo el documento sin mi consentimiento.

Se reseteo sola
y se fue la luz de la casa.
después de escuchar un seco
Prrrrrrrr...
seguido de 2 bip, bip

Así que, como la carta era muy larga
y no recuerdo ya como iba,
además porque me da flojera
empezar de cero
he decidido, por mi bien
( y el de la máquina)
olvidar todo este tema
de la correspondencia descorazonada,
total el es,
el único destinatario
al que jamás le enviaría una carta.