A Silvana le gusta hacer chocolates,
y como siempre tiene algo en que pensar,
lo hace mientras mezcla
2 tabletas de chocolate bitter,
1 taza de azúcar impalpable y 6 gotas de limón.
Imagino que en la cocina deben haber, por lo menos,
unos 5 ó 6 duendes ayudantes, mezclando, batiendo, midiendo,
ordenando chocolates y también pensamientos.
(y no pensamientos).
A veces canta, pero en voz baja
porque no le gusta llamar la atención.
El otro día fue a Wong a comprar coco rallado, maní,
y pasas para darles corazones blandos a los duros chocolates
y también unas medicinas que le pedí.
Cuando volvío, me contó que había un muñeco de Bob Esponja
al que se le podía hacer preguntas.
-Hoy es tu día de suerte!, hazme una pregunta-
dijo el muñeco de Bob Esponja que funciona a pilas.
Como había gente pasando por ahí, me contaba Silvana,
una chica para ser exactos, me dio un poco de verguenza
preguntarle algo porque seguramente la chica
iba a pensar que era retrazada mental,
así que le pregunté en voz baja : ¿Calamardo es tu amigo?
-¿Alguna otra pregunta?, claro dicho con la voz de Bob,
que Silvana imita y que eso hizo que me diera un ataque de risa
-Arggg, está cosa no me entiende.
Quería preguntarle también si Don Cangrejo era tacaño,
pero ya me dio cosa.
Yo le dije que seguramente todas las cámaras de la tienda
se habían dirigido donde estaba ella y que en la pantalla gigante
de la entrada la iba a ver todo el mundo,
que por esas cosas de la vida
se habían quedado congelados y en silencio absoluto.
Nos reímos mucho.
A veces cuando tiene mucho en que pensar,
o ya no quiere pensar más,
Silvana se queda horas en la cocina
buscando moldes diferentes,
pintando en esas depresiones concavas
con una cucharita de palo ya gastada de tanto usarla,
formas de chocolates.
Si por cada chocolate que sale de esos moldes,
hay un pensamiento,
entonces, Silvana está escribiendo sus memorias
en capítulos de repostero.
Cuando los chocolates están ya listos
viene con el molde embadurnado y me pide
(bueno, lo ha hecho sólo una vez),
que la ayude a colocarlos en unos papelitos de manteca.
Laaaaaaaaaa, lala, laaaaaa,
escucho que canta desde la cocina
Lalalaa, laaaaaaaa,lalala, sostenido;
Enseguida viene con una bandeja
y en ella trae té y unos chocolatitos blancos.
-Toma, me dice, prúebalos para que me digas que te parecen-
Definitivamente si,
en la cocina hay por lo menos unos 5 ó 6 duendes ayudantes,
mezclando, batiendo, midiendo, ordenando chocolates
y también memorias en forma de pensamientos de repostero.